martes, 25 de enero de 2011

Violencia de género y católicos.


A finales de diciembre el presidente de de la Subcomisión Episcopal de Familia, Monseñor Reig Plá, obispo de Alcalá de Henares, decía entre otras cosas "No olvidéis, ha dicho, que la violencia de género, que es violencia al interior de la casa, se da sobre todo en aquellos procesos de separación o divorcio o en aquellos procesos de litigio, fundamentalmente también por los hijos, de tal manera que los matrimonios canónicamente constituidos son menos dados a la violencia doméstica que aquellos que son parejas de hecho, las parejas de personas que viven inestablemente y que es donde más se está generando la violencia contra la mujer".


De manera casi inmediata los denominados medio progresistas se lanzaron contra dichas declaraciones, llegando incluso algún líder sindical a emitir ciertos exabruptos más propios de un parvulario de quien supuestamente representa a millones de personas.

A todo esto, ni una sola cifra que pudiera desmentir las afirmaciones contundentes del señor obispo.

Dos apreciaciones fundamentales tras muchos años de experiencia con mujeres víctimas de maltrato.

De las aproximadamente 150 mujeres que he asistido en estos años como abogado en Pamplona, miembro del Servicio de Atención a la mujer, me consta que solamente tres formaban parte de matrimonio católicos practicantes. Resulta evidente que no se les pregunta en los cuestionarios acerca de su religiosidad, pero en la intimidad, cuando planteas las diferentes soluciones, se te lo dicen abiertamente. De esas tres mujeres, una se reconcilió plenamente, y las otras dos se separaron consiguiendo una condena para su esposo.
La segunda apreciación es que no es lo más normal que un matrimonio católico después de la misa dominical, el marido le hinche a golpes a su esposa. No, ni mucho menos. Eso es más propio de parejas de hecho, o uniones civiles. O en matrimonio católicos de no practicantes. Que no quiere decir que unas sean más propensas que las otras, sino que simplemente, se da con muchísima más frecuencia.
Más les valdría a esos mismos medios preocuparse del rotundo fracaso de la Ley Integral de Violencia, que ha llevado al asesinato de las mismas mujeres, incrementándose el número de menores asesinados y el suicidio, tanto de hombres como de las mismas mujeres. Pero eso lo dejamos para otro día.